domingo, 26 de diciembre de 2010

Niña mala


Todos tenemos una 'niña mala', si bien también debo confesar que yo he desempeñado dicho papel en masculino infinidad de veces, también tengo a mi 'niña mala', donde yo, como pocas veces, resulto siendo el 'niño bueno' de la historia... de esos que son incondicionales, que pese y contra todo, una y otra vez, siempre están ahí. Sin importar que haga, y cuántas veces lo haga, uno está siempre postrado al filo de la ventana como un viejo soldadito de plomo, resguardando, a la espera de ese alguien, ese alguien a quien, sin importar lo que suceda con nosotros, mantendrá la costumbre rutinaria de ir y venir a su antojo.

Y pasa que la he confundido, me he equivocado tantas veces respecto a ella, que tiene tantas caretas, tantas maneras de regalarme un par de alas para luego incendiarlas en el cenicero; de las noches en vela pensando, reconociéndola, explorándola para al final desconocerla, confundirla, clavarle en la mirada un dejo de nostalgia y mis ganas. Y la 'niña mala' de mi cuento, continúa haciendo travesuras... hasta que se ahogue la luna en un último beso, y me eclipse de su vida para siempre... cuando los puntos suspensivos y seguidos, se conviertan por fin en puntos finales, atroces y apantallantes.

La única certeza en posesión es el término finito, que tarde o temprano, irremediablemente, el final llegará. Incluso los amores miopes, esos que vienen disfrazados en botellitas de felicidad con la leyenda 'beberse completo de un trago', con la clásica sonrisa histérica que te arrebata el alma en un instante, que te desarma, te roba el aliento volviéndose un parte aguas entre un antes y un después, después de ella, como el tornado que pasa envolviendo y arrojando todo a su paso. ¿Que podría contar ahora que no doliera?

Y es entonces cuando comienzan los amores atroces, como tormentas tropicales, destructivos, con irónicos toques de calidez y ternura; finalmente el suicidio sentimental en su más bella expresión. Son los amores autóctonos, sin modales ni medidas, de esos que tienen de todo menos el botoncito de "user friendly" y mucho menos manual de instrucciones. Si bien, es cierto que el amor nunca es en igual medida, que en ese juego los papeles para las partes nunca tienen las mismas condiciones o privilegios, que uno siempre es el perseguido y en consecuencia el otro el que persigue, y ahí es donde comienza todo, ¿de qué lado de la moneda prefieres estar?, peor aún, no se escoge, pero puedo garantizarte que la 'niña mala' disfruta y solo desempeña el papel de perseguida.

La condición del ser humano es abrazar la certeza de una muerte desde el instante mismo en que nace, pero nunca ponderamos al 'amor' como parte de la ecuación, ese sentimiento espeso que tampoco sabemos controlar, y del que nadie es maestro, ni experto. La vida, sin dolorcillos en el alma, no nos proporcionaría la capacidad de disfrutar en su totalidad un martini robado de los labios de una princesa.

Los cuentos amargos y felices también existen, aquí, y ahora. También duelen, aquí, en este rinconcito, muy dentro.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Menos fantasías más corrientes


Esta inspiración excesiva, de letras tan revueltas, con cupido lanzándome 10,000 flechas directo al corazón, convertido en polvo de ayer, erguido de nostalgias y noches vomitando sueños, de esta ansiedad infinita que insiste en sacar a distancia de la ecuación.

De las manos húmedas donde se estrella la noche, culpables de recuerdos, repletas de grietas que retraen la memoria, donde anida el hueco de la espera malsana; infinidad de promesas incompletas, de sueños destellados... de la suavidad de despertar deseando un día nuevo, una cama donde tu cuerpo se ilumine al caer el alba.

Con noches tontas y sueños de repisa, pensando en un amor de cuento, una historia embelesada de ternura y besos, presionada por la histeria, asfixiada en este exceso de tiempos y esperas, antepuesta la promesa nunca dicha de unos labios, cielos infinitos y risas de regalo.  
 
Historia de principios marchitos y finales predecibles, envuelta en mil disyuntivas y posibilidades; caretas que revuelven el tiempo, armaduras sin finales felices, y yo que espero y no quiero, que busco y no encuentro.

Desfile inverosímil de tragos sobre la barra, tan llenos de formas lascivas y sonrisas falsas, miradas erradas sobre los hombros caídos, anuncio de soledades y mares de amaneceres congelados; y yo que solo encuentro culpar a tu existencia, a estos dedos tercos tan faltos de razones, al corazón y su estúpido andar pausado.

La historia estaba muerta, realidad desplegada en un andar agónico, ilusiones fracturadas que inundan el piso de melancolía, de la espera inútil, de las ecuaciones imposibles, de las noches rotas, de los sueños perdidos y las promesas ilusas...

Una mañana ausente de ti, de mi, del cuento con vivieron felices por siempre y besos de regalo; la historia estaba escrita, estaba muerta aún antes de contarse, y yo dormí en su beso para que ella resucitara.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Un hombre común

Fui un niño como todos, con el lodo en los zapatos y la carta a Santa Claus,
Con amigo imaginario, y en los sueños un dragón,
la esperanza de mis padres, el amor de los abuelos,
Y el deseo de que la noche me llevara a un día mejor.

Crecí, como creo que crecen todos,
Con Don Gato, Picapiedras, superhéroes y futbol,
Con domingos de mercado, y juguetes de Hong Kong,
Con mi hermano y sus historias, y mi hermana en biberón,
Y un par de horas por la tarde para corretear al sol.

Tan solo un niño común,
Que se asombraba cuando empezaba a llover,
Y se levantaba poco después de caer,
Con preguntas sin respuesta y respuestas que jamás pudo entender.

Fui un joven como todos,
Con una novia primera que de pronto se marchó,
Con top saider sin calceta, pelo largo y rocanrol,
Con mil sueños sin maleta, y una orientadora necia,
Que creyó que yo podría ser un día contador.

Crecí como creo que crecen todos,
Con un libro de Mafalda y el viejo Playa Girón,
Con mil dudas sobre el sexo y revistas de Playboy,
Sin recuerdos ni pasado de un primer beso en los labios,
Y el intento malogrado de un primer verso de amor.

Tan solo un joven común,
Que se asombraba cuando empezaba a llover,
Y se levantaba poco después de caer,
Con preguntas sin respuesta y respuestas que jamás pudo entender.

Soy un hombre como todos,
Con temores y derivas sobre cada cruel error,
Con canciones muy pequeñas por mitades de una voz,
Años luz del ingeniero, el doctor o el ciudadano,
Que mi padre en sus empeños hace tanto imaginó.

Y soy como creo que somos todos,
Un enfermo sin bandera, enamorado del amor,
Una soledad dispuesta ante los brazos del perdón,
Un moribundo desolado que en un rosal se desangró,
Un papalote que en las manos de una virgen otra vez se levantó.

Tan solo un hombre común,
Que aún se asombra cuando empieza a llover,
Y que a pesar de haber caído... Ha decidido levantarse,
y al final morir en pie.

*Abel Velázquez

jueves, 25 de noviembre de 2010

Fantasías agonizantes

Y comprendió una noche, después de haberse envenenado los labios con el último vaso de riesgos,
Aún incluso después de haber calculado la distancia al piso desde aquel acantilado,
Que las cosas no volverían nunca a su lugar original,
Que en la taquilla se habían agotado los boletos de regreso.

Si te pidiera quedarte, seríamos hechiceros de lo eterno, mancilladores de clichés anclados a la cama.
Marañas de besos,
Pequeñas partículas repletas de pecados con un pie en el confesionario, tocando la puerta de la locura para desatar el cielo,
Convertirme en sombra blanca, viajero sin equipaje, cazador de estrellas fugaces procurando tragarme al sol de un mordisco.

Todo sufriría un cambio atroz, montaña rusa de mis ojos en bajada y subida,
El corazón rogando una vez más, aún después de conocer el tan mencionado final,
Carroña embelesada en recuerdos, repleta de besos robados, de historias inconclusas.

Tal vez vendrás disfrazada de noche, con tus ojos de luna eterna a imagen y semejanza,
Despotricando mentiras desde la profundidad de tu garganta,
Yo te escucharé en un último grito de esperanza, morderé mi lengua a sabiendas del inevitable final,
De la loca huída, el camino agrietado por emprender y las noches sin luna por venir.

Futuro no estará de nuestro lado, la espera de cronos atormentado con pastillas blancas y psicotrópicos,
Cuerno anunciando el inicio de una guerra, cuando la balanza haya escogido su destino.
Tantos rasguños cubiertos por curitas en el corazón no lo llevarían a ningún lado...

Hágame el favor de ir a importunar la existencia de su progenitora.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Anoche

Porque a veces la noche trae para mi algunas cosas extrañas, sueños y pesadillas; pero, sobre todo, lotes interminables de ilusión capaces de secar un océano entero, o mis ojos... como anoche.

Yo, eternamente enamorado de la luna, les regalo este nuevo pedacito de mi, de mi voz...



lunes, 15 de noviembre de 2010

De noche...


Resaca infame que me mantiene ahogado
Osando hundirme en la laguna del olvido
Dejame asirme a las faldas de la vida
Rescata mi alma de este fatal destino
Ignora todo lo que sobrio he fingido
Guarda tu odio que me intoxica, ivamos!
O de una vez matame, no juegues conmigo.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Ya no me inspiras nada

Ya no me inspiras nada, perdón que te lo diga,
Aunque lleves el cabello recogido,
Y te pongas tu mejor vestido,
Ya no me inspiras nada, ni alteras mis sentidos.

Ya no me inspiras nada, perdón que lo repita,

Se muy bien que no te lo mereces,
Lo he pensado, un millón de veces,
Y el corazón concluye,
Que la piedra con el agua, se destruye,
Ya no me inspiras nada.

Ya no me inspiras nada, y es preciso decirlo,

Ni tu voz ni tu espalda, ni el color de tu falda,
Ni tu si, en mi oído.

Ya no me inspiras nada, y no soy menos hombre,

Por bajar la mirada, si te veo acompañada,
No soy yo, no soy yo quien se esconde.

Ya no me inspiras nada,

Ya no me importas nada,
Ya no me inspiras nada.

Ya no me importa nada, si me sangras los sueños,

Si encarcelas mi empeño, o si edificas mi jaula,
Ya no me importa nada, el que cantes victoria,
El que escribas la historia, de este amor, que se acaba.

Ya no me inspiras nada,

Ya no me importas nada,
Ya no me inspiras nada, nada.

Abel Velázquez "El Mago"

jueves, 11 de noviembre de 2010

Nome Sconosciuto


*El silencio, devastador como el tiempo, implacable como respuesta antepuesta a una retórica de ilusión, incansable gigante que insiste en destrozar los deseos escudriñando incluso en los restos.

Hacer algo por este amor, comprar a cronos y me regale el tiempo a tu lado;
que pasado se retuerza, presente se ilusione y futuro se regocije.
Con cuestionables decisiones, me pregunté porque no escapé cuando tuve la oportunidad,
Porque decidí dar la vuelta y luchar, dejar fluir este amor tan lleno de metáforas.

Llegado el día de rendir cuentas, sabrás que la poesía se murió,
Que al negarme a mí, te negaste a ti misma,
Que olvido arderá en tu piel y mañana carecerá de sabor,
Siniestro olvido de unos labios en apuesta, de los dedos cansados de vivir un amor con metáforas.

Si el final se acerca, tu piel vestirá de tristeza,
Tus palabras chuecas obtendrán distintos matices, tu juego se volverá eterno.
Convencido de que vacío se convertirá en tristeza,
Distancia se resumirá en olvido… y la noche, en polvo de estrellas.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Si te digo que no


Yo sé que existen situaciones
Que nos hacen sentir que el sueño se acabó
Lo que pasa es que hay contradicciones
Entre el presente y lo que ya pasó

Creí en un mundo perfecto
Para siempre colgado de tu cuello
Pero aún guardo un secreto
Si te digo que quiero un último beso

Si te digo que no quiero por la luna de tu mano volar...
Si te digo que no quiero más en tu muelle anclar
Es cierto

Yo te he tatuado en mi corazón
Esperaba que me regalaras lo que nunca viví
Y esta pasión que me quito la razón
Me pierde en un mundo que no comprendí

Si te digo que no quiero por la luna de tu mano volar...
Si te digo que no quiero más en tu muelle anclar
Lo siento

Haríamos locuras para desatar el cielo
Mancillaríamos el pasado al volvernos eterno
Si te pidiera quedarte recortarías el miedo
Un roce bastaría para sacarme de este infierno

Si te digo que no quiero por la luna de tu mano volar...
Si te digo que no quiero más en tu muelle anclar
Te miento

Si te digo que no quiero por la luna de tu mano volar...
Si te digo que no quiero más en tu muelle anclar....
Si te digo que no.... si te digo que no...
Yo quiero
Si te digo que no... Si te digo que no...
Te miento
Si te digo que no... Si te digo... (Es Cierto... Lo siento... Te miento...)

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Ángel de mi muerte


Mi puta vida sentimental está hecha un infierno y el problema, porque vamos... ¡jajaja!,
sabes que no es novedad, la mayor parte de mi vida "adulta" la he llevado así; el problema es cuando alguien me lleva los sentimientos a flor de piel.

¡Odio que aparezcas, fantasma!, porque sé que cuando apareces es hora de confesarme
tan envidioso yo, lo sé... tan egocéntrico yo, también lo se.
Porque cuando llegas así,  como hoy, solo sé que es hora de confesarme,
como si hoy hubiera luna llena y tuviera que confesarme con ella.

Y sí, es correcto, siempre comienzo con tribulaciones ya antes especuladas
haciendo preámbulo a lo que está por venir, que siempre crees que es lo mismo,
y siempre resulta tan distinto porque, ¿sabes? tengo la maldita manía de siempre enredarme,
de hacer de las cosas simples las más complicadas,  porque soy un manojo de nervios lleno de ilusiones utópicas e idealismos.

Lo confieso, además de ser iluso como  pocos, porque aún creo en las personas y en el amor,
es como si el jodido mundo se regenerara y me tocara hacer un balance, retomar los viejos estandartes de guerra y volver a luchar.

Y no se trata de lo que dices, que no llega la adultez, aunque me lo hayas dejado por escrito, ¿sabes? realmente eres como mi ángel guardián, mi confesora... y tal vez la única amiga que en realidad poseo.

Así que bueno, la historia, o bomba ésta vez, trata de alguien de mi pasado cercano
(y mira que a veces me siento tan estúpido de contarte); alguien con quien viví cosas que no he vivido con nadie más y también he compartido cosas que no he compartido con nadie más
y,  como siempre, también tendrás que lidiar con mi maldita habitualidad de salirme por la tangente, de decírtelo sin decirte nada en realidad, con la plena mesura de saber que me confesaré para que mis demonios se callen, y finalmente terminarás dándome un consejo que, bueno, tu sabes lo que suelo hacer con los consejos.

Así que supongo que sólo busco justificación para lo que estoy a punto de hacer, y un oído que no me juzgue por ello y, sin embargo, aún así sabes que esperaré a que, como siempre, me des tu bendición y tu regaño; pero no necesitas hacer mucho porque sabes que yo mismo me abro las heridas de antaño para recordar.

Y tonto yo, como Hansel y Gretel, dejé migajitas por todos lados para hilarlo todo, poder atar cabos, fechas incluídas, con tan solo unas pequeñas huellitas que estoy casi seguro que ya rastreaste.

Su nombre no ha dejado de resonar en estos días, está impreso por todos lados, y cada línea huele a ella (y esto no lo dije yo, sino tú… escabulléndote en mi).
Le dije que ella no entendía absolutamente nada y que mejor regresara a donde estaba; ésto pasó cuando me salí a la terraza para intentar que mis demonios se diluyeran con la noche pero ella me había seguido y pasó. Ésa chispa disparó las malditas estrellas de la noche y justo ahí, fue el último beso, vaya casualidad, ¿no? y vaya equipo de protección escudarse en el alcohol. Pero había una pequeña cosa que ella no sabía, que a mi no se me olvida nada, nunca.

Esa noche no pude dormir y casi puedo asegurarte que ella tampoco; hay algo que me pica en los huesos, ¿me entiendes?, una chispita, de esos malditos presentimientos que tu también tienes, que sabes de antemano certeros como la chingada. Ambos pretendimos que nunca sucedió, pero como todo, se quedó grabado con fuego en ésta cabeza.

Su distancia y su silencio fueron las únicas reacciones que encontró para formular una defensa, cubierta obviamente con una armadura de semejante envergadura que le proporcionó todo el alcohol de esa noche; o bien, su medio fue el alcohol y la distancia su reacción. La negación es una de las armas más poderosas, pero también la más cobarde.

El problema aquí, es que yo ya estoy explotando, la presión de la express ya es demasiada
y o explota ella o exploto yo. Será inevitable que exista una explosión, en el punto que quieras de la línea cronológica, y más vale que sea yo quien dirija la detonación. Si no exploto yo, ahorita, ella podría terminar haciéndolo en un día indeseable, un día donde ya se hayan agotado todos los boletos de regreso, y eso sería un final en el comienzo.

Así que si, mi querido ángel, hoy he decidido que explotaré, recordando que hay cosas que no se le pueden dejar al tiempo, porque es implacable.

Así de simple, sencillito y devastador.

domingo, 31 de octubre de 2010

Sin reverso a este anverso


Yo que soy una piedra, ayer me hundí en: 6 mordidas + 5 miradas + un millón de sonrisas + una controversia entre mi "público" y tú "privado" + un intento de asalto al refrigerador + el arte culinario que destapo en mis manos + un sueño + un robo + una duda que me está haciendo añicos el alma + tu histeria danzante y tu manera de aparecer y desaparecer + tu ritmo + una vieja cartera de piel + tus ganas + una canción desconocida + las ganas infinitas de pertenecerte = INFINITO.

Extrañar lo que se quiere, lo que se siente parte de nosotros, las cosas nuestras, o quizá aquellas que se necesitan más...

Esto aparentemente nacido de la nada, no es la respuesta a cierta duda tuya, comentario o argumentación alguna, no, simplemente sentí la necesidad de hacerlo, de escribir unas líneas con finalidad aún no identificada, a veces lo hago... para recordar.

Puede ser que aún no esté escrito en alguna parte de destino, que cuando comience ni siquiera lo sienta, que me pase desapercibido, que sea como refugiarse unos segundos en la nada para respirar, para robarnos un espacio de tiempo que separe a una historia de otra, para que al comenzar todo sea exactamente como la primera vez... y ni pasado ni futuro estén presentes.

Cuál es nuestro final sino un nuevo comenzar, descubrir que nuestro futuro no es un hecho, que podemos escribirlo si queremos, que "mañana" tal vez sean otros brazos, otros labios, otros cuerpos, otras mentes... pero que ahora queremos estar aquí, pronunciando nuestros nombres en las madrugadas, reflejando las miradas, gastando el tiempo en un nosotros, caminando y construyendo de la mano, cosechando la curiosidad sembrada de saber, quién serás en unos años y si yo estaré ahí para averiguarlo o te recordaré en un ahora infinito.

Quisiera poder decir que sí, que estaremos juntos toda nuestra existencia, que futuro se vendió conmigo, que no existirá un nuevo adiós, que la vida siempre será mejor a tu lado, que seré vencedor de mil batallas y ganaré esta guerra, que confío plenamente en mi para poder hacer mi parte, que seré yo quien acaricie tu mano en cincuenta años, que no hay día en que no anide un deseo tuyo en mi vida...

Mi final es este... romper en preguntas mi lengua y encontrar una exclamación en tus ojos, apostarme si tu estás dispuesta a dirpararme, almacenando mis proyectos para el mañana que cumpliré en ejecutoria de esta sentencia... y aún me pregunto, a pesar de todas las dudas que tengo en mi cabeza, y todo aquello que solo dices a cuenta gotas y callas cuando puedes: ¿Me cuidarás en mis sueños? ¿Podrás verdaderamente comenzar a hablar?.

Eres... la autora intelectual de mis sueños prohibidos, una idea, amiga íntima de mi realidad, o un accidente afortunado provocado por las manos de mi hermana, eres el tiempo que no permanece, el mejor recuerdo de una noche a cincuenta grados que duró 6 meses.


Aquí me tienes, pero no habrá de ser mi boca la que te lo confirme,
aunque todo pase y el mundo se acabe, 
aunque llores los años y mis palabras como caricias produzcan tu adicción, 
e inconfesable sea el desafío contra tiempo y olvido, 
aunque olvide mis noches...
Aunque se repitan.

lunes, 25 de octubre de 2010

Gotas de instantes y filias

Hoy, volví a sentir dolor, ardor, fractura, dudas... esas que conforman piedras que ruedan e incomodan las pisadas, que se tornan arena y aun así lastiman... que un día serán polvo... como mis huesos; en las canciones que reciclo en mi conciencia, egolatría de saberme capaz de inducir 12, 24, 48 muertes en un instante. 

Pensé en el millón de pasos recorridos, descalzo, con los tableros empañados bajando estrellas, en un intenso olor que retrae la memoria y le da vida a mis dedos, danzante de la inconformidad de una sola mano sorda, buscando el dolor en una espalda marcada por mi lengua; orígenes que deshacen mis teorías, que vuelcan mi mundo en dos mitades que se buscan pero no se encuentran, jugando a ser dioses y plantar estrellas. 

Descifré el sentido de ciertas palabras, la prostitución de los escritos, la verdad en la mirada, la espera inoportuna, los trazos chuecos de miradas lascivas, el mar de deseos anclados en mi puerto, el intento de imitación estúpida de un rastro donde yo siempre seré el primero, lo que representa un océano en mi mirada; porque ser el primero, es lo que lo vuelve exclusivo.

Porque las armas que labraste en mis manos para no dejarte escapar, darán paso a una vida de implacables comparaciones, un supradol bajo la lengua que incendie los recuerdos para erradicar el dolor; drogadicta de besos robados a deshoras, trastorno de un revólver cargado que usarás para olvidar un cuerpo a tamaño y semejanza, pisadas que se asemejan al amor.

Y quisiera decir todo lo que quiero y hacer todo lo que esperas, pues el mundo es tan pequeño y los recuerdos tan largos... Que en tierras lejanas me resuelva las filias y tus miedos, y al fin me de un nombre y apellidos. Pilar de reciprocidad hundiendo el mundo en un suspiro, con las notas de una canción torcida que hable de ti y de mi.

domingo, 24 de octubre de 2010

Estallar en sueños

Descubrí una conciencia intranquila, ferviente de deseos por volverse protagonista de una historia que ya no acepta más primeras personas; del creciente miedo mal encarado al olvido, a pasar como hoja seca en otoño para ser arrastrado al final por el viento, como otras tantas, incontables, innumerables páginas que recorren mi cabeza, buscando darle un sentido a esta impostación de sentimientos vacíos y traicioneros (más la segunda que la primera), llenos de grietas, torcidos como la misma noche en que me envenené con tus labios y te negué en mi espalda, como la marca que dejaste en mi cuello cuando tatuaste 'para siempre' en tu frente.

Me diluí en estrellas la noche misma en que erguiste tu piel como semblante, cuando decidiste que debía ser yo quien preñara la luna para dar paso a la noche; invadiste mi esfera con la responsabilidad de saberme el primero, de querer mantenerme como parte de éste duelo de sangre, por querer incluso masticar mi lengua cuando dije que no, por todo el dolor que lijaste en mi espalda y diste forma a tu nombre, incluso con toda la ternura con que me invades y las carcajadas que proyectas en mis ojos, porque a veces me provocas comportarme como un niño, descubriendo el mundo en un plato de risotto, jugando a dibujarte un mañana juntos con un eterno entre líneas.

Hoy me encuentro meditando en secreto, dirigiendo la punta de mi pipa a la sensatez de lo incierto, sabiendo que callaré incluso aquellas cosas que me griten al corazón, porque la historia se convirtió en un manojo de nervios, cronología infestada de terceros que mueren porque la llama se apague, con la seguridad de encontrar verdad incluso en tus llamadas mentiras y bromas, inundado con la certeza de que mañana nos lloverá la tierra.

¿De qué planeta vienes, extraña? ¿Cuándo y cómo desquebrajaste la fe de mis piernas para no correr? Deberás saber que la misma noche que provocaste el incendio de mis alas, mis demonios salieron a flor de piel, aullando a la luna en 22 y el sabor a chocolate espeso entre dientes; utopía que se estrella en un fin de semana danzante, rebosante de alcohol y sueños que invitan a no dormir, a estallar en mi soledad y pisarte los pies.

Porque decidí derramarme en 5 litros de sentimiento y quedarme vacío, sin secretos. Primavera ven, y cúrame el invierno... No me quiero ver relamiendo las heridas que yo mismo abro para no olvidar... Yo bailaría contigo, pero es que estoy sordo de un pie.

martes, 19 de octubre de 2010

Discurso de Eva


Hoy te saludo brutalmente: con un golpe de tos o una patada.

¿Dónde te metes, a dónde huyes con tu caja loca de corazones, con el reguero de pólvora que tienes?

¿Dónde vives: en la fosa en que caen todos los sueños o en esa telaraña donde cuelgan los huérfanos de padre?

Te extraño, ¿sabes? como a mí misma o a los milagros que no pasan.

Te extraño, ¿sabes? Quisiera persuadirte no sé de qué alegría, de qué cosa imprudente.

¿Cuándo vas a venir? Tengo una prisa por jugar a nada, por decirte: «mi vida» y que los truenos nos humillen y las naranjas palidezcan en tu mano.

Tengo unas ganas locas de mirarte al fondo y hallar velos y humo, que, al fin, parece en llama.

De verdad que te quiero, pero inocentemente, como la bruja clara donde pienso.

De verdad que no te quiero, pero inocentemente, como el ángel embaucado que soy. Te quiero, no te quiero.

Sortearemos estas palabras y una que triunfe será la mentirosa.

Amor... (¿Qué digo? estoy equivocada, aquí quise decir que ya te odio.) ¿Por qué no vienes?

¿Cómo es posible que me dejes pasar sin compromiso con el fuego?

¿Cómo es posible que seas austral y paranoico y renuncies a mí? Estarás leyendo los periódicos o cruzando por la muerte y la vida. Estarás con tus problemas de acústica y de ingle, inerte, desgraciado, entreteniéndote en una aspiración del luto.

Y yo que te deshielo, que te insulto, que te traigo un jacinto desplomado; yo que te apruebo la melancolía; yo que te convoco a las sales del cielo, yo que te zurzo: ¿qué? ¿Cuándo vas a matarme a salivazos, héroe?

¿Cuándo vas a molerme otra vez bajo la lluvia? ¿Cuándo?

¿Cuándo vas a llamarme pajarito y puta? ¿Cuándo vas a maldecirme? ¿Cuándo?

Mira que pasa el tiempo, el tiempo, y ya no se me aparecen ni los duendes, y ya no entiendo los paraguas, y cada vez soy más sincera, augusta...

Si te demoras, si se te hace un nudo y no me encuentras, vas a quedarte ciego; si no vuelves ahora: infame, imbécil, torpe, idiota, voy a llamarme nunca.

Ayer soñé que mientras nos besábamos había sonado un tiro y que ninguno de los dos soltamos la esperanza.

Este es un amor de nadie; lo encontramos perdido, náufrago, en la calle.

Entre tú y yo lo recogimos para ampararlo.

Por eso, cuando nos mordemos, de noche, tengo como un miedo de madre a quien dejaste sola.

Pero no importa, bésame, otra vez y otra vez para encontrarme.

Ajústate a mi cintura, vuelve; sé mi animal, muéveme.

Destilaré la vida que me sobra, los niños condenados.

Dormiremos como homicidas que se salvan atados por una flor incomparable.

Ya la mañana siguiente cuando cante el gallo seremos la naturaleza y me pareceré a tus hijos en la cama.

Vuelve, vuelve. Atraviésame a rayos. Hazme otra vez una llave turca.

Pondremos el tocadiscos para siempre. Ven con tu nuca de infiel, con tu pedrada.

Júrame que no estoy muerta. Te prometo, amor mío, la manzana.

Carilda Oliver Labra