lunes, 6 de septiembre de 2010

Abriendo las alas

Pasa que me gustas así de imperfecta:
llena de vicios y vórtices, de palabras chuecas y de noches rotas,
Pasa que me gustas así:
caprichosa irreductible, inocente entre líneas, nociva para el corazón aún con la armadura puesta,
siempre vestida de noche, portadora de las alas que guardo en el cajón.

Se te olvida que fue a mí a quien nombraste minotauro de tu laberinto,
que sin dudar, entregaste las llaves de tu clausurado corazón a este terco hambriento.
Se te olvidó que fui yo quien devoró tus sueños de un solo mordisco,
que incluso las migajas las engullí como pastillas.

De este juego contagioso de improvisarme en tus ojos,
de revelarme en tus labios tras el primer suspiro,
de aparecer en tus sueños como una dulce sombra blanca,
de rozar tu piel convertido en la primer brisa de la mañana.

Romperás en estrellas, aprenderás a parir soles de madrugada,
responderás sólo al canto de la luna cuando anochezca en 3,
hablarás de amor entre dientes, nada que sea cuerdo o razón de podrá frenar,
inundarás el día de tu sal.

Pasa que decidí cerrar los ojos y dejarme caer, extender mis alas y enseñarte a volar.
Y si tienes miedo... veme a mí, no estoy tan mal.

*No olvide despedirse del pasado, ya sabe cómo es de rencoroso.

1 comentario:

Creaciones del purgatorio dijo...

-☆ I ' L l f L y w i t H u ☆-