martes, 31 de mayo de 2011

Corazonada



Una corazonada plena de razón, rasgando el aire como cuchilla, aleteando en vuelos pequeños y cruzados; crecida de tiempo, enmohecida en tristeza, huyendo justo de quien la puso ahí, al borde, apenas instantes antes de saltar y darse cuenta del estúpido juego del que había sido parte.

- ¿Las corazonadas también sentimos, pensamos y queremos? - Se preguntaba, al mismo tiempo que el aire le asfixiaba, pero el miedo a volver era mayor; erizada la piel que no tenía, corriendo con las piernas de las no era dueño, decidió seguir huyendo, sabiendo que de ello dependía su existencia.

No debería sentir, y sin embargo me ha dolido, no sé en qué momento tomé vida propia, esto de tener conciencia me pesa. No debería siquiera saber que todo esto ha sido un juego, que estoy huyendo, que duele, y que no pienso regresar. 

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